Se cierra uno, y se abre otro. Eventualmente es así.
Un año más, un año menos.
Y en la balanza, nosotros decidimos qué tenemos, qué mantenemos o con qué nos quedamos, y qué buscaremos.
Se dice fácil.
Hoy no sólo termino un año, sino una temporada llena de recuerdos, por ahí dicen que la vida se reduce a momentos, y lo creo. Personal, profesionalmente, y en los escenarios donde me muevo.
Hubo muchas lecciones, creo que también mucho aprendizaje.
Muchas personas, y estoy convencida que este año los fichajes que llegaron a mi vida fueron por algo. Como en todo, gente que se tiene que ir, alejar, y viene bien también hacer recuento de eso, agradecerles lo que nos dejaron, y reflexionar sobre qué les dejamos nosotros a ellos.
Hoy toca disfrutar de una noche especial, peculiar, con la emotividad que cada quien decidamos ponerle. Abrazos, brindis, promesas, sueños, y hasta lágrimas, por lo que ya no es, o por quienes ya no están. Pero la ilusión debe ir en relación al año, es decir, in crescendo.
Que estas fechas te sirvan a ti también para replantearte: reinventarte personalmente, cuestionarte, analizar dónde estás, y, hacia dónde quieres ir; reiniciarte, pero avanzar desde donde ya estás, abrazarte y felicitarte, porque sabes que lo que lograste en este 2019 no fue sencillo, nadie te regaló nada, lo soñaste, lo trabajaste, y después lo lograste… así fue tu fórmula, y, ahora que puedes, piensa qué le agregarías para volver a disfrutar de esos momentos felices en este 2020, pensar a qué personas quieres mantener cerca, porque sabemos que, somos lo que consumimos: libros, películas, documentales, pláticas, viajes, étc.
No puedo cerrar sin citar a alguien, en esta ocasión a Álvaro Arbeloa con su “Creer, siempre creer”… después sabrán porqué.
¡Abrazos! Y Hala Madrid.