Resorte

Hace doce años, en un campamento de fútbol en la prepa nos encargaron encontrar un objeto que pudiera interpretar una situación en la cancha, y en la vida.

Personalmente atravesaba un mes complicado, cirugías en la familia y problemas que en su momento me nublaban la mente.

Pero con la responsabilidad de querer dar un buen mensaje a mi equipo, me salí a caminar y tratar de buscar ese objeto que al final me ayudara a interpretar eso que nos pidieron.

No tuve éxito, la verdad. No estaba enfocada. No tenía actitud. No tenía ganas.

Sonó el silbato, era momento de regresar al auditorio a compartir con el equipo lo que cada una habíamos encontrado.

Y ya subiendo, en las escaleras encontré un resorte… lo agarré sin más, y me uní al círculo. 

Y, me tocó ser la primera… por el cariño al equipo, y por mucho respeto a mis compañeras y al entrenador… me enfoqué en la dinámica… había estado jugando con el resorte en esos minutos, y tuve suerte de poder interpretarlo, con la voz un poco dubitativa, salió lo siguiente:

“Elegí un resorte, sólo no sirve de nada, necesita de soportes… pero la función que tiene de contener y soportar me pareció invaluable, entre más lo aprietas, más va a estirar… y entre más estira, más vuelve a apretarse… así estamos nosotros, en un inicio el resorte nuevo no hace tanto su servicio, pero conforme va cargando más cosas, más problemas, y más edad… va encontrando sentido a su forma, es decir, luego de que tenemos un problema, y estamos apachurraditos, más volvemos a estirar… y como ya estiramos más, soportamos más peso, lo que atribuyo como problemas mayores, y entonces resolvemos ese problema mayor, y nuevamente estiramos… y así, en bucle. Asociándolo a la cancha, es el ir por debajo en el marcador, y luego buscar estirar… y remontar, y así es, y así vamos a intentarlo siempre.”

Hoy vi un resorte.

Hoy me di cuenta que pude salir de eso que me apachurraba.

Hoy me di cuenta que voy a poder ganar, hoy, mañana, y siempre… mientras alimente sanamente a mi actitud y a mis ganas.

Y así es siempre… eventualmente nos damos cuenta que siempre podemos. Si en tu mente puedes, en tu vida lo consigues.

Y si alguien lo pudo hacer, tú también puedes hacerlo.

Si traes un problema en estos momentos, acércate a los tuyos, llámales, visítales, búscales, compárteles tu sentir. 

Puedes con esto y más.

Y si hoy te sientes bien, te sientes agusto y tranquilo, también acércate a los tuyos, llámales, visítales, búscales, y pregúntales cómo están ellos.

Somos lo que damos. Somos el promedio de las personas con las que nos rodeamos.

Puedes con esto y más. Siempre.